El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) reconoció que el confinamiento sanitario ha sido un golpe severo para el nivel de empleo en el país; resaltó que en abril la población ocupada disminuyó en 12.2 millones de personas.
En su análisis el CEESP, reitera el llamado al gobierno para que brinde ayuda a los sectores productivos. Señaló que es necesario generar apoyos directos al ingreso de quienes no tienen fuentes de recursos, y dar facilidades temporales a las empresas para que protejan el empleo en lo inmediato y su propia supervivencia (incluyendo su fuente de empleo) más adelante.
El Centro, integrante del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) expuso que la continuidad de los programas sociales oficiales y la posibilidad de retirar mayores recursos de las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) por parte de los desempleados, “más allá de su pertinencia económica, simplemente no son políticas suficientes para aliviar de manera significativa la grave crisis social que ya se empieza a vivir”.
Y es que con base en los resultados de la primera Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), se muestra el efecto de la crisis, al registrar 12.2 millones de personas quienes no tuvieron la opción de retomar sus actividades dado el cierre de los centros de trabajo.
En cuanto, a las empresas a pesar de que muchas de ellas mantuvieron a sus empleados, al parecer, la falta de apoyos oficiales para mitigar los efectos de la crisis tiene que ver con la severidad de los aumentos de la subocupación y desocupación de la población económicamente activa.
Sobre los empleos informales -dijo que- alcanzó 10.3 millones como consecuencia de la suspensión de actividades. Esta cifra es preocupantemente elevada ya que es de presumirse que la mayoría de esas personas, particularmente en los centros urbanos, vive al día y sin ingresos no puede vivir así por mucho tiempo.
De tal manera, reconoció que la situación del mercado laboral anticipa una caída importante de la actividad económica en el segundo trimestre del año, que podría ser mayor que el pronóstico promedio de la encuesta de expectativas del Banco de México (Banxico), que anticipa una caída anual de 16.9 por ciento; más allá, dijo que es posible alcanzar una tasa negativa alrededor de 20 por ciento.
Aunque reconoce que hay estimaciones más pesimistas. “El pronóstico más negativo de la encuesta del Banxico prevé una caída de 40 por ciento en el segundo trimestre respecto a igual periodo de 2019”.
En un ambiente como este, insistió que “los niveles de confianza son fundamentales para estimular la inversión, que es fuente principal de la creación de empleos, y con ello incentivar el consumo”.
Por ello, reitero una vez más “sin esfuerzos como como los que se han recomendado una y otra vez por múltiples actores de la sociedad, es factible que se puedan recuperar empleos, especialmente informales, pero la precarización laboral seguirá siendo un factor determinante de los niveles de pobreza”.